Escritos erráticos

Este libro está lleno de vida y pensamiento, de observaciones de alguien lúcido que mira el mundo queriendo atrapar parte de él en la escritura de su cuaderno de notas, ese taller en marcha del escritor que ha ido cobrando en nuestro siglo XXI tanta importancia como la obra ideada para la primera plana de un periódico. En estas páginas se dan cita –con igual importancia– el retrato o el autoretrato, las crónicas, las pequeñas anécdotas que desatan historias, las reflexiones más allá de lo uno y lo diverso, los recuerdos y las evocaciones, los pasajes de crítica literaria, los cuestionamientos disconformes y, en definitiva, las divagaciones no tan quiméricas de un impenitente soñador, que continua en este libro el tono y la intención de sus anteriores tomos de diario, Estaciones de paso (2015) y Ruido y eco (2022), donde encontremos lo mejor y más genuino de este autor.

Dice Juan Bonilla, en el prólogo a este libro, que le resulta fácil reflejarse en lo que Ricardo Álamo escribe en estos Escritos erráticos porque cumple con las reglas estrictas que uno le exige a los textos que degusta: un intento, por decirlo mal, de manera insuficiente, de profunda levedad, una búsqueda de la gracia, un poco de ingenio que no condescienda al chiste, y la magia sagrada —pero no divina, jamás divina— de la cotidianeidad, aunque a menudo sea una magia negra.

Según Bonilla, este libro está lleno de vida y pensamiento, de observaciones de alguien lúcido que mira el mundo a sabiendas de que el mundo no lo está mirando, lo que le permite ser un espía constante que, como todo quisqui, allá por donde va lleva encima, no sólo su novela, como decía Galdós, sino también su poema y su cabalgata de fragmentos por decir y su capacidad para comprender, ah Nabokov, que a veces el mundo es un cachorro entusiasmado que está deseando que salgamos a jugar con él.

Esa mezcla de juego y reflexión, de entusiasmo por la escritura y obediencia debida a la lectura como pasión, consiguen que lo que Álamo escribe esté lleno de vida. De aquella división nefasta que hizo Borges entre escritores de la vida y escritores de la literatura —como si esta no perteneciera a aquella— Álamo pertenece a la tierra de nadie que supuestamente dividiría las dos trincheras. Y ese es el lugar donde residen todos los escritores que merecen la pena.

RICARDO ÁLAMO es licenciado en Filosofía por la Universidad de Barcelona y profesor de enseñanza secundaria. Ha sido colaborador del suplemento «Culturas» del Diario de Cádiz y del Diario de Sevilla y de la revista de filosofía ER. Es autor de los libros Imaginarium (2013), Estaciones de paso (2015, 2019), Cuentos negros (2018), Escritores al desnudo. Cuestionarios Proust y Bolaño (2018), Vidas y muertes imaginarias (2019), Mínimo esfuerzo (2021), Plagiarios & Cía. Un diccionario (2022) y coordinador-editor de los libros La figura escurridiza. A propósito de Juan Bonilla (2019), En el nombre del nombre (2022) e Ideas al vuelo. Aforismos, confesiones y ocurrencias de José Luis García Martín (2023). Asimismo, ha publicado Mil aforismos sobre el amor y otras pasiones (2022) y Muchos que me viven. Antología poética de Fernando Quiñones (2023). Sus libros más recientes son Ruido y eco (2022) y Letras mínimas (2023). Colabora habitualmente en revistas como Clarín, Calle del Aire y Culturamas, en esta última haciendo la crítica de libros de aforismos.

  • Autor Álamo, Ricardo
  • Serie Fuera de Plano, n.º 5
  • ISBN 978-84-944967-7-6
  • Fecha de edición Octubre de 2023
  • PrólogoBonilla, Juan
  • FormatoRústica con solapas
  • Medidas y páginas120 x 170 mm / 204 pp.
  • DescripciónPapel interior ahuesado de 90 gr. Contiene fotografía en b/n del autor en p. 4.
  • Precio13,50 €
SUBIR